Venezuela, según el Laboratorio Cornell de la Universidad de Nueva York, ostenta una posición de privilegio entre los diez países con la mayor diversidad de aves a nivel mundial. Este reconocimiento cobra vida de manera excepcional en la vibrante Caracas, donde al menos 400 especies alzan vuelo. En este rincón entre cordilleras, las guacamayas despliegan sus colores, los colibríes danzan y las cotorras hacen gala de su algarabía, conformando un espectáculo natural que asombra y enriquece.
- La Joya Aviar de Caracas: La capital venezolana, Caracas, se erige como una joya aviar con más de 400 especies registradas. En este enclave geográfico, entre cordilleras costeras e interiores, se da vida a un panorama donde las guacamayas, los colibríes y las cotorras comparten su esplendor, según detalla un reportaje de la Voz de América.
- Conexión Geográfica: David Ascanio, observador de aves, explica que Caracas, como valle entre dos cordilleras, establece una conexión natural única entre el este y el oeste del país. Esta geografía peculiar convierte a la ciudad en un tesoro para los amantes de las aves, proporcionando un hábitat propicio para una variedad sorprendente de especies.
- Currículum Natural: El biólogo Pedro Cabello destaca con orgullo que los habitantes de Caracas ya poseen un “currículum natural” solo por residir en la ciudad. Este conocimiento arraigado sobre loros, garzas, colibríes y azulejos ilustra la inmersión natural de la población en este ecosistema único.
- Contribución Científica: Más de 100 observadores de aves en Venezuela participan activamente en la red del Laboratorio de la Universidad de Nueva York. A través de fotografías y sonidos, contribuyen de manera disciplinada y paciente al banco de datos científicos, permitiendo a la ciencia continuar su estudio de las diversas especies presentes en la región.
Venezuela y, en particular, Caracas, emergen como destinos excepcionales para los amantes de la ornitología, albergando una biodiversidad aviar que captura la imaginación y el asombro. El reconocimiento internacional y la participación activa de la comunidad en la investigación científica resaltan la importancia de preservar estos tesoros naturales. La riqueza alada de Venezuela es más que una estadística; es un recordatorio de la responsabilidad compartida de conservar y apreciar la diversidad que nos rodea.