Las Smart TVs son una nueva generación de televisores que ofrecen una serie de características y funciones que van más allá de la reproducción de contenido tradicional.
Es poreso que hoy iniciaremos con una serie de artículos sobre lo que esperamos que sean los grandes debates en tecnología en 2013 con las «Smart Tv», una categoría en la que odiosa manía de anteponer «smart» a todo para intentar prestigiarlo se ha traducido en añadir conexión directa a Internet, aplicaciones y navegador en el televisor y añadir nuevos interfaces alternativos al tradicional mando a distancia.
Además las Smart TVs pueden conectarse a Internet, navegar por la web, ver vídeos en streaming, jugar a juegos, y mucho más, donde ofrecen una serie de ventajas sobre los televisores tradicionales. En primer destaca el acceso a una gran variedad de contenido, incluyendo películas, programas de televisión, música, juegos, y mucho más.
Este contenido puede ser accedido a través de una variedad de servicios, incluyendo Netflix, Hulu, Amazon Prime Video, y YouTube, en segundo lugar, las Smart TVs permiten a los usuarios interactuar con el contenido de una forma más personalizada. Por ejemplo, los usuarios pueden crear listas de reproducción de música, ver sus programas de televisión favoritos en orden, y jugar a juegos personalizados.
En tercer lugar, las Smart TVs pueden ser utilizadas para conectar a otros dispositivos en el hogar, como teléfonos inteligentes, tabletas, y ordenadores. Esto permite a los usuarios compartir contenido, jugar juegos, y controlar dispositivos domésticos inteligentes desde la comodidad de su sofá.
Sin embargo, las Smart TVs también tienen algunas desventajas, en primer lugar, las Smart TVs pueden ser más caras que los televisores tradicionales, en segundo lugar, las Smart TVs pueden ser más complejas de usar que los televisores tradicionales y en tercer lugar, las Smart TVs pueden ser más propensas a ser hackeadas que los televisores tradicionales.
Las Smart TVs son una nueva generación de televisores que ofrecen una serie de características y funciones que van más allá de la reproducción de contenido tradicional. Las Smart TVs ofrecen una serie de ventajas sobre los televisores tradicionales, pero también tienen algunas desventajas. En última instancia, la decisión de si comprar o no una Smart TV depende de las necesidades y preferencias del usuario.
Los televisores que hacían demasiado
¿Están consiguiendo los fabricantes de televisores hacer funcionar sus propuestas de smart tv? ¿Utilizan los usuarios las aplicaciones, navegan, para qué usan el potencial de estos dispositivos? La mejor aproximación la hemos encontrado en las «confesiones» de algún fabricante que nos contaba que el 40% directamente no llegaba a conectar la tele a Internet a pesar de que lo permitiese y en un interesante estudio de NPD en Estados Unidos sobre los hábitos de aquellos que sí la conectan.
Lo que han descubierto es que – oh, sorpresa – la gente utiliza las funciones y aplicaciones de internet en su televisor para ver más televisión. Acceso a los servicios «over the top» (léase desde Netflix a Wuaki o desde Youtube a Vimeo) para ver más vídeos, con un porcentaje bastante menor que escucha música y una pequeña minoría que hace otras cosas como usar el navegador, redes sociales o jugar a algún juego.
Parte del problema con las funciones de smart tv es que muchas obvian el contexto en que se utilizan: generalizando podemos decir que la tele es un dispositivo casi siempre compartido, que vemos juntos y que encendemos para desconectar, esperando que no nos haga trabajar para disfrutar del contenido. Lo que podríamos llamar «repanchingarnos en el sofá, pulsar el botón y listo», mientras que la interacción y la socialización pasan a la segunda pantalla: amplío información o comento en redes desde el móvil o el tablet.
El conflicto entra en el momento en que las smart tvs añaden complejidad, necesidad de pasar menús, pantallas, opciones… varias pulsaciones y esperas hasta llegar a donde queremos. Eso es algo que gran parte de los usuarios está dispuesto a aceptar siempre y cuando reciban algo a cambio de mucho valor. Mi impresión es que en 2013 lo que vamos a ver por los principales fabricantes (lo de Apple es pura especulación de momento) es un esfuerzo doble: simplificación del interfaz y de la experiencia por un lado y más puesta de valor para los usuarios sobre la mesa por otro.
Rescatando el valor de las smart tv actuales
Es probable que estemos en una fase en la que se han intentado muchas cosas para ver qué interesa realmente al usuario, pero también los fabricantes podrían caer en el error de descartar funcionalidades con posibilidades de acabar teniendo aceptación pero no con la ejecución actual. Mi impresión es que hay elementos que han quedado claros: es complicado que vayamos a navegar en la tele, que vayamos a usar un buscador (el primer planteamiento fracasado de Google TV estaba muy desenfocado) o que vayamos a usarla para interactuar en medios sociales.
Claro que sí hay aplicaciones muy interesantes además de las que nos permiten acceder a vídeo online, destacaría las de ocio colectivo (sobre todo juegos, con Angry Birds como avanzadilla), pero también otras opciones como Karaoke) y las de videoconferencia como Skype, que puede que no se se utilice intensivamente pero para cierto perfil de usuario más alejado del ordenador personal pueden ser una buena solución tenerla en la tele.
Casi todo fabricante ha puesto en marcha su plataforma de aplicaciones para smart tv. El problema con el que se encuentran los desarrolladores es que, además de la incertidumbre de como van a utilizar los usuarios estos «televisores inteligentes», es la incompatibilidad entre ellas, lo que eleva mucho los costes de desarrollo si se quiere llegar a todas. Históricamente hemos visto muchos intentos por ofrecer una solución común, empezando por Yahoo e Intel y llegando a Google TV, cuyo regreso apunta a ser uno de los platos estrella del CES 2013.
En todo caso, este es un equilibrio complicado: tanto Samsgung como LG o Panasonic (los líderes en smart tv, aunque también tenemos aquí a Sony, Philips y Loewe) mantendrán su propia plataforma al margen de que también puedan ofrecer Google tv. Para los desarrolladores que ofrecen contenidos – pensemos en un Filmin o en un Netflix o en un Wuaki, Amazon, etc.. – Google es un competidor que también vende contenidos y que posiblemente no les va a dar mucho juego. De hecho, una baza de Google TV es la posible entrada de Apple en el sector.
Creo que no hay solución universal a esta duda, los fabricantes de teles han empezado en 2012 a plantear compromisos de actualización del firmware (véase Evolution de Samsung) y eso paliaría parte del problema, aunque aquí aconsejo mirar muy bien modelo y compromiso antes de contar con ello.
En todo caso, volvería a un artículo de no hace demasiado, ««Content is king» y por eso lo que necesita la smart tv es inteligencia» para reivindicar lo que uno espera y entiende respecto a una smart tv: llegar y decirle «quiero ver el próximo capítulo de Homeland que me corresponde, en alta definición y con subtítulos», que lo muestre y que no me exija ningún trabajo extra.
Parte de la asignatura de los televisores va a ser por tanto integrar de forma más sencilla y directa los contenidos online, más cercana a la experiencia de una tele normal que a la de un ordenador con aplicaciones, eso supone un esfuerzo fuerte en el interfaz, pero también exige añadir inteligencia y un componente local imprescindible puesto que los derechos sobre los contenidos se negocian país a país.
Queda el tema del interfaz, donde asistimos a una explosión de propuestas: control desde el móvil o el tablet, la voz, mandos a distancia que incluyen teclado o soluciones «a lo Wii» como la de LG (que personalmente es una de las que más me gusta), además mi impresión es que la complejidad hace que de nuevo se pague un precio: si tengo que estar mirando la pantalla del móvil para cambiar de canal tengo que retirar la vista de la televisión y perder la experiencia del «zapping» instantáneo; el tema de la voz está bien (en XBox es muy solvente), pero de momento no libra de pasar por muchos menús para hacer lo que uno quiere (que es el mayor problema de Xbox como centro multimedia conectado).
Las Smart TV son una tendencia que se ha popularizado en los últimos años. Ofrecen una serie de ventajas, como el acceso a contenido en streaming, la posibilidad de navegar por internet y la integración con otros dispositivos domésticos inteligentes, aunque sin embargo, también tienen algunas desventajas, como la complejidad de su uso y el riesgo de ser hackeadas.
En mi opinión, las Smart TV ofrecen un valor añadido, pero también son demasiado complejas, porque la interfaz de usuario suele ser confusa y el proceso de instalación y configuración puede ser largo y tedioso, además, las Smart TV son más propensas a ser hackeadas que los televisores tradicionales.
Una solución a los problemas de complejidad de las Smart TV es el uso de mandos a distancia especializados. El Magic Control de LG es un buen ejemplo de este tipo de mandos. Es preciso, fácil de usar y permite controlar la Smart TV sin tener que mirar el mando.
El siguiente paso en el desarrollo de las Smart TV debería ser la creación de una interfaz de usuario más sencilla e intuitiva. También sería importante mejorar la seguridad de las Smart TV para hacerlas menos propensas a ser hackeadas, pero en fin, creo que las Smart TV ofrecen un valor añadido, pero también tienen algunas desventajas. Espero que los fabricantes sigan trabajando para mejorar la interfaz de usuario y la seguridad de las Smart TV, para que sean más fáciles de usar y más seguras
Alejando Alcon Araujo / alcon21@gmail.com